Una zorra muy hambrienta vio a un cuervo posado sobre un árbol, con un trozo de queso en el pico. La zorra, que era muy astuta, ideó un plan para conseguir el queso.
—¡Qué hermosas son tus plumas, amigo cuervo! ¡Qué brillo! ¡Qué color! Eres la envidia de todas las aves.
El cuervo se estiró sobre la rama, sacó pecho y extendió sus alas con orgullo. La zorra siguió piropeando al cuervo, pero todavía agarraba el queso con recelo. Hasta que…
—Me han dicho que el cantar del cuervo supera cualquier cantar. ¿Es cierto, amigo cuervo? ¿Tan hermosa es tu voz? ¿Cantarías algo para mí?
Entonces, lleno de vanidad, el cuervo tomó aire, abrió el pico y graznó lo más fuerte que pudo. Cuando terminó, vio a la zorra alejarse feliz con el trozo de queso en su boca.
- Moraleja: Si te halagan sin parar, intenciones hay detrás. Esta fábula de Esopo nos enseña a desconfiar de las personas que nos adulan sin motivo alguno, porque solo quieren engañarnos y conseguir algo a cambio.