Calabazas iluminadas

Había una vez en un pequeño pueblo llamado Hollow, donde todos los años en Halloween las calabazas iluminadas adornaban las ventanas de las casas y los niños vestidos con disfraces recorrían las calles en busca de dulces. Sin embargo, este año había algo diferente en el aire. Una extraña misteriosa se había apoderado del pueblo y nadie sabía de dónde venía.

Todo comenzó cuando una anciana del pueblo, conocida por sus historias de terror, desapareció en las afueras del pueblo. Los niños decían haber visto a una figura vestida de negro en los bosques cercanos, y algunos incluso afirmaban haber escuchado risas malévolas en la noche.

La gente del pueblo estaba aterrorizada, pero los niños estaban emocionados. Habían oído hablar de un tesoro oculto en los bosques y estaban decididos a encontrarlo. Así que, en Halloween, se reunieron un grupo de niños valientes para embarcarse en una aventura en busca del tesoro.

Los niños se adentraron en los bosques con sus linternas y disfraces, pero pronto se dieron cuenta de que no estaban solos. Escuchaban ruidos extraños y veían sombras misteriosas en la oscuridad. Sin embargo, no se rindieron y continuaron avanzando.

Finalmente, llegaron a una cabaña abandonada en el medio del bosque. La puerta estaba entreabierta, y los niños se asomaron con curiosidad. Lo que vieron dentro de la cabaña los dejó sin aliento. Había calabazas iluminadas, telarañas y murciélagos por todas partes. Y en el centro de la cabaña había una figura vestida de negro con una máscara de calabaza en la cabeza. Era la misteriosa figura que los niños habían visto antes.

Los niños se asustaron y quisieron huir, pero la figura les habló con una voz suave y les dijo que no tuvieran miedo. Era solo la anciana del pueblo, que había decidido celebrar Halloween de una manera diferente este año. Había construido la cabaña para asustar a los niños y hacer que la aventura fuera más emocionante.

La anciana les mostró el tesoro que había escondido en la cabaña: una gran caja llena de dulces y golosinas. Los niños estaban emocionados y agradecidos a la anciana por la aventura.

A partir de ese día, la anciana se convirtió en la encargada de organizar la celebración de Halloween en el pueblo. Cada año construía una cabaña más aterradora y escondía un tesoro diferente para que los niños lo encontraran. Y así, Halloween se convirtió en una fiesta aún más emocionante en el pequeño pueblo de Hollow. Los niños y adultos se divertían juntos, contando historias de terror y buscando el tesoro escondido. Y aunque nunca volvieron a ver a la figura vestida de negro en los bosques, siempre recordarían con cariño la aventura que vivieron ese Halloween.

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