Había una vez un pequeño ratón llamado Tito, que vivía en un agujero debajo de un árbol en el bosque. A Tito le encantaba explorar y conocer cosas nuevas, pero siempre se aseguraba de estar de vuelta en su agujero antes de oscurecer.
Un día, mientras exploraba, Tito se encontró con una deliciosa rebanada de queso. Era tan grande y sabrosa que no podía resistirse a llevársela de vuelta a su agujero. Pero al mismo tiempo, un gato hambriento también había olido el queso y estaba decidido a conseguirlo.
Tito se dio cuenta de que el gato lo estaba siguiendo y comenzó a correr tan rápido como pudo. El gato lo perseguía con todas sus fuerzas, pero Tito era más rápido y más astuto. Finalmente, Tito llegó a su agujero y se metió justo antes de que el gato pudiera alcanzarlo.
El gato ronroneaba suavemente y se sentó fuera del agujero de Tito, sabiendo que el ratón estaba allí dentro con su queso. Pero Tito no estaba dispuesto a dejar que el gato se comiera su queso, así que pensó en un plan.
Tito rápidamente hizo una pequeña cuerda con hierba y la ató al queso. Luego, lo lanzó fuera de su agujero, justo hasta el gato. El gato estaba tan ocupado tratando de alcanzar el queso que no se dio cuenta de que Tito lo había atrapado con la cuerda.
Tito tiró de la cuerda y el gato se tambaleó y cayó al suelo, atrapado. Entonces Tito se rió y dijo: «¡No siempre es el más grande y fuerte el que gana! ¡La astucia es más importante!»
El gato se dio cuenta de que había sido engañado y se fue con la cola entre las piernas. Tito se comió su queso y vivió felizmente en su agujero debajo del árbol. Desde ese día en adelante, siempre recordó lo importante que era ser astuto y no subestimar a los más pequeños.
y colorín colorado este cuento se ha acabado.